ODS 4: EDUCACIÓN DE CALIDAD EN TIEMPOS DE PANDEMIA.
Ya hace casi dos meses que comenzamos
esta complicada e inquietante aventura de volver al colegio en situación de
pandemia. Podemos decir con orgullo que todos nuestros esfuerzos por adaptarnos
a esta difícil situación han merecido la pena porque, hasta hoy, no hemos
tenido que lamentar que en nuestro colegio se hayan producido contagios entre
todos los que aquí convivimos diariamente y, por tanto, no se hayan tenido que
establecer medidas de confinamientos parciales ni totales de ningún grupo de
alumnos. Ni que decir tiene que seguiremos trabajando codo con codo para
garantizar que sea posible que, en momentos como los que estamos viviendo, la
educación sea de auténtica calidad; nos referimos, por supuesto, a la EDUCACIÓN
PRESENCIAL.
Echando la vista atrás recordamos
todas las dificultades a las que tuvimos que hacer frente durante el último
trimestre del curso pasado para que nuestro alumnado no desconectara de su
aprendizaje y, por tanto, se viera lo menos afectado posible por el
confinamiento derivado del establecimiento del Estado de Alarma. Los maestros y
los padres sabemos que, por muy bien que hiciéramos las cosas, aquella
circunstancia afectó a los niños y niñas en su rendimiento académico, aunque la
Administración decidió premiar la gran dedicación que supuso para todos/as
mantener abierto el canal de comunicación escuela-familia. Pero no debemos
dejarnos engañar por los resultados finales que se obtuvieron al acabar el
curso pasado; volver al colegio nos ha permitido comprobar que el confinamiento
del alumnado durante tres meses ha hecho mella en su aprendizaje, así como
también en su desarrollo madurativo y en sus vidas.
Siendo la emergencia sanitaria un
problema a nivel mundial, la educación presencial debe ser uno de los
principales objetivos de la Agenda 2030 con respecto al ODS 4… Porque es en la
escuela donde el alumno aprende y la persona crece. En la escuela el niño interacciona,
se relaciona, se mueve, juega, corre, salta, se cae, se levanta, se aburre, se
distrae, crea, toma el aire, ríe, llora, pelea, se reconcilia, soluciona sus
conflictos… Se beneficia de esa rutina
tan necesaria en la vida cotidiana… EN LA ESCUELA EL NIÑO VIVE. Tenemos que
hacer todo lo posible para que nuestros niños y niñas vivan su vida escolar,
porque todos sabemos la importancia que tiene la escuela en la vida de las
personas. Cuántos abuelos no pudieron disfrutar de la escuela porque no existía
esta institución, cuántos padres no fueron a la escuela porque alguna
circunstancia se lo impidió… Qué suerte la mía, por ejemplo, de vivir entre las
paredes de este mi querido RRCC aquella enseñanza innovadora que dejó su huella
en mí y por la que tanto lucharon la generación de los maestros y maestras de
los años 70, aquellos años de grandes cambios en la historia de nuestro país…
Ahora la crisis sanitaria mundial se
ha apoderado de nuestras vidas y tenemos que redoblar nuestros esfuerzos para
impedir que la escuela vuelva a cerrarse. ¿Qué podemos hacer para que la
enseñanza siga siendo presencial el mayor tiempo posible? Indudablemente,
seguir las principales recomendaciones sanitarias para evitar el contagio: uso
de mascarilla, higiene de manos y distancia de seguridad. Pero en la escuela,
tal y como está planteada la situación, es imposible mantener las distancias;
en su defecto, no podemos dejar de insistir en una medida que escasea en los
miles de consejos que llevamos escuchando desde el mes de marzo: PREVENCIÓN.
En estos casi dos meses hemos
aprendido que prevenir es la base para evitar la propagación de los contagios
en la escuela y, por tanto, para garantizar la educación presencial y que no se
produzcan confinamientos de los niños y niñas. Desde aquí agradecemos a las
familias toda su colaboración. Por muchos medios tecnológicos de los que
dispongamos, la auténtica educación de calidad solo es posible cuando se
permite la interacción personal entre el alumno/a y el docente… Hace dos días
tuve que contener la emoción en un claustro telemático, abrumada por las
dificultades que me suponía realizar un trabajo en grupo de carácter
administrativo; decía a mis compañeros/as a través de la pantalla que echaba de
menos poder hacer ese trabajo junto a ellos, unidos, como siempre ha sido. Por
muchos adelantos y progresos de los que disfrutemos, ninguna tecnología
suplantará jamás la calidez que da la compañía de los demás. Hagamos, pues, todo
lo posible para seguir disfrutando de los beneficios de un colegio abierto.
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